viernes, julio 31

Comensales

En la actualidad se conocen cerca de 1,700 especies de pepino de mar
–también llamado holoturia u holoturoideo, del griego ολοθυριων–
dispersas en el fondo marino de todos los océanos.
Su semejanza con la hortaliza le da este rimbombante
nombre, aunque no sería raro confundirlo con una babosa.
Puede caber en la palma de la mano, o medir
hasta 20 o 25 centímetros de longitud.
De textura gelatinosa, se le encuentra en color
marrón, verde oliva o negro, según le convenga
adaptarse al ambiente para sobrevivir.
Cambia de forma en respuesta a la presión
del agua y sobresale por su gran capacidad
de contraer o expandir su cuerpo a voluntad
ante la amenaza de habituales depredadores.
El pez perla (Carapus bermudensis) gusta de hallar
refugio en su ano, donde se introduce como un supositorio
para protegerse de la intemperie marina.
Llega a tanto la simbiosis, que el pez perla
ocasionalmente se reproduce en el recto
del pepino de mar, se alimenta
de sus tejidos respiratorios
y hasta forma un nido a donde regresar
cuando la fortuna del lecho marino
no le hace buen placer.
Se entiende que la amistad
es vista de distinta manera
por una y otra especie a cuya relación
le llaman algunos biólogos comensalismo,
es decir, la de aquellos que comparten su comida
en la misma mesa.

martes, julio 28

Si eres un niño poeta

Los políticos te querrán en su campaña,
los gestores culturales te asignarán el último lugar
para que cierres la feria local con elegancia,
las señoras del taller literario te llenarán de mimos,
te recitarán en clubes de lectura de poesía reciente,
serás la estrella en estaciones de radio universitarias,
en programas mañaneros de televisión,
tus padres hablarán de ti a desconocidos,
aparecerás en la revista Gente Bien
rodeado de acicalados novelistas del momento,
te aplaudirán en los auditorios apenas con asomar la nariz,
tendrán consideraciones con tus padres, pero, sobre todo
esperarán incrédulos a que los rescates del aburrimiento,
te compararán con Neruda, con Benedetti, con Gelman
y te invitarán a fiestas de piñatas, a shows de magos
y de payasos sin tristeza, te harán maestro de ceremonias
en fiestas de quince años, en reuniones familiares,
en obras de teatro para niños y para adultos
que verán en ti al próximo Sabines.
Solo mantente alerta, no importa qué opinen,
recibe sus regalos, sus dotaciones de dulces,
sus confidencias acerca de la poesía que nunca los visitó
y planea, a escondidas, destruir tu futuro.

lunes, julio 27

Lenguas de gato

Las lenguas de los gatos tienen papilas cónicas
con las que se acicalan
la cuarta parte del tiempo
en que permanecen despiertos.

Han sido consideradas por los expertos
un instrumento inigualable
para combatir alérgenos en el pelaje,
incluso han comercializado cepillos
basados en el estudio de lenguas
como la del gato montés, el puma,
el irbis, el tigre y el león.

Las lenguas de gato son suaves
si se chupan con demora
y saben a chocolate.

Disfruto tanto los borrachitos

que una vez, jugando policías y ladrones,
al pasar por la tiendita
compré una bolsa de papel estraza
llena hasta el tope,
me escabullí a un baldío y,
tras la enorme hoja de una hierba
que parecía ungir
con su mano mi cabeza,
saboreé desde el color
hasta su pulpa,
contento
de no compartir
mi nueva y resuelta
religión
azucarada.

domingo, julio 26

Teatro de títeres

A Rafa

 

Papá nos regaló un teatro de cartón
con máscaras sepia que lloran o ríen.
Representamos las obras en la calle,
donde los escasos autos no tienen más remedio
que rodear a los niños que se muerden el labio.
Los pequeños se sientan en el cemento
sin saber a ciencia cierta lo que les espera:
fauces que gotean rojas caperuzas, príncipes
envalentonados por un brebaje fraudulento,
ratas de buenos modales
persiguen sin misericordia
al flautista de Hamelin.
Regresan con sus madres alucinados
y, ya en casa, los muñecos me cuentan
historias en secreto.



jueves, julio 23

Nunca tuve el Halcón Milenario

Me gustaba inventar naves a partir de pequeños objetos:
mis preferidas eran las plumas Bic, de las que además
podía separarse una cápsula exploradora del universo.
Del foco —ese planeta luminoso— caían los personajes,
que antes eran humanos o cualquier otra cosa,
pero luego se transformaban en seres de plástico.
Miraban su antiguo hogar no sin nostalgia, y pronto
se aliaban con soldaditos, robots, tiranosaurios,
animales de la selva, Hot-Weels, los 4 Fantásticos,
los Vengadores, Chewbacca o la Liga de la Justicia
que avanzaban contra Darth Vader al escritorio de metal
resguardado por muros de dados gigantes, el Doctor Doom,
Hulk, su guardia personal, piezas rotas de otros juguetes
 —la nave de Anakin Skywalker era un verde casco
de ingeniero constructor regalado por mi primo.
No recuerdo quién ganaba o si eso fuera importante,
solo que unos y otros iban a la guerra
como quien anhela recuperar lo perdido.

martes, julio 14

Fuera de lugar

Mi tatarabuelo Benigno Medina
vivió al menos dos tragedias.
Su esposa Petra Nuño
se enamoró de su hermano
pero se casó con él.
Para quitarle las tierras
que poseía en Santa Rosa,
le mató su cuñado.
Total que ni su esposa
lo quiso de verdad
ni sus tierras cosechó.
Sin el tatarabuelo Benigno,
esa ficha de damas errática,
el juego no tendría lugar.

lunes, julio 6

A quien corresponda

Este es un poema, si acaso alguien lo lee
y así prefiere llamarle, escrito
porque duele cómo pasa el tiempo,
cómo da la bienvenida a otros instantes
que también serán acribillados.

viernes, julio 3

María Feliz

A la mamá de mi abuelita María
la llamaban Feliz.
No fue ese su nombre de pila,
sino María Félix, pero por alguna razón
su natural significado, más suave
al oído, se fue imponiendo
como la gente sencilla
que gusta de mirar el sol
sentada en su equipal.

jueves, julio 2

Digamos que viajo en el tiempo y logro cambiar el presente

La bienaventuranza me acompaña

como una medalla de plata a un niño.

Los amigos nunca se han ido, mi chica

me sonríe con los ojos, me toma

de la mano y siento fluir su sangre.

No importa si he viajado, si poseo una casa,

un perro o la pecera donde el Beta

se arremolina cuando entro a la habitación.

Me importa un bledo si tengo un doctorado,

un auto de última generación o me volví millonario.

Nada me hace falta, despierto

una mañana no sé si fría o infernal,

en todo caso una mañana con mañana.