jueves, febrero 10

Prólogo

Este libro tiene su origen en una serie de artículos que escribí semanalmente a manera de columna para El Informador del 2000 al 2003, algunos retransmitidos luego de un tiempo como colaboraciones en el programa Señales de Humo de Radio Universidad de Guadalajara. La razón por la que lo publico ahora, aun cuando estuvo en un cajón virtual durante más de una década, y en aquel momento incluso a punto de salir a la luz –o a la oscuridad de las bodegas– es porque integra una noción del oficio y la experiencia que me orientó en esos años, aunque ya sólo fragmentariamente la comparta. En la idea de que todo escrito es modificable hasta que no se fije en una edición definitiva –y aun así, ¿qué es inamovible?–, me permití hacer algunas precisiones y borrar obviedades, conceptos recurrentes, la expresión de cierta alegre ingenuidad. Con creces me fue imposible cumplir el propósito: ciertas ideas eje establecen puntos de apoyo al conjunto y no podría haberme desecho de ellas sin extirpar órganos vitales. En ocasiones preferí conservar frases de las que ahora prescindiría pero que al fin encajan con el ritmo general. Miro estos textos con cierta nostalgia, la de una formación inicial y quizá sustancial a la que en ocasiones me es necesario regresar, negar, cuestionar, pero sobre todo escuchar atento. Son unos cuantos disparos al aire con ínfulas de certeza, y sobre todo el germen de preguntas todavía no del todo formuladas y menos respondidas –ni acaso lo serán– y que continúan actuando como los motores de un oficio asumido con la palabra.

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