domingo, junio 4

Bar Patán


Un remolino de voltios está a punto de reventar mis globos oculares. Me hablan de la literatura del riesgo, de la experimentación. Y yo solo experimento esta acechanza del aire sin movimiento, este zumbido de avión que surca los pensamientos como nubes lentas que cambian a cada parpadeo. Es plomo el que engatusa mi memoria y me traslada a un escenario donde me derrito como gelatina al sol. Me pregunto a qué horas aparecen los cuervos. Una gacela de buenos modales y mejor bibliografía se introduce en la conversación y me pregunta qué he leído. No termina de hacerlo cuando enumera uno a uno los volúmenes que debí haber conocido antes de que me los echara en cara. La plática continúa con cerveza barata en mano: Victoria, Corona, Pacífico. Ya se ve que estamos en un duelo, saludando a los espectadores desde la tribuna.

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