Ya no camino por la
línea amarilla, se borra de a ratos,
no hay salida que
salve ni paredes donde reventar la cabeza
de salva. Tengo
estrellas de papel plateado pegadas a los dientes.
La esquina perforada,
el whisky, el olor del dinero, un pez boquiabierto
muerde el sol.
Ultimada-mente perder es un concepto inofensivo:
tocar madera con uñas
largas como tenedores. Estoy ataviada de dulces,
de unicornios lila y
vías de trolebús contagiado de peste bubónica
o histriónica –sigue
a través de remolinos color verde y hasta parece
un tren descarrilado
dando coletazos a los autos con ojos amarillos.
Los que rondan mi
nuevo escritorio dan suaves pasos de cerámica
y yo escribo jingles desde
que abandoné las trenzas con que unía
ideas y objetos como
una mariposa a una llanta con clavo,
un estornudo a la
sonrisa de un cocodrilo, y pasé de mi etapa
rosa a una con amigos
que solo intentan mirarse su propia lengua,
como aquel que habla
por teléfono usando su zapato y que casi
ahoga a otro de mano
transparente al arrebatarle su salvavidas
para clavarse medio
cuerpo en el agua de la alberca y pronunciar
la palabra cosa, COSA,
COSA, COSA. Siempre he creído
en los
extraterrestres, ¿no lo somos cada que flotamos
en el aire como si
fuera agua? Con la salvedad de que si atisbáramos
mariposas plateadas
con los pies un par de centímetros sobre el nivel
del suelo
–extraterrestres–, colgaríamos del polvo
a contraluz e
ignoramos cuándo pueda hacer una mala jugada
como ahogarnos con el
cordón del teléfono público,
y no es que perdamos
en la desesperación escamas inservibles
y no nademos más en
momentos cruciales como este en que vierto
pensamientos al aire, en
el filo del agua. Ahora llega mi etapa lila,
mis amigos se han
convertido a la secta de las medusas y no sé
si en ese estado
respondan preguntas con sílabas eléctricas
o pequeños cortos
circuitos que se puedan confundir
con los que propinan
en centros de rehabilitación cerebral y para qué
le buscamos si yo
estoy en mis cabales entrando y saliendo
por los agujeros de
gusano en mi hombro, ¿habrán pasado por aquí
un par de ciempiés?
Menos mal que saldré de viaje y estos hoyitos siderales
se me olvidarán si no
se cuelan moscas y si no las persigue con pésimos
modales el sapo
ilustrado, estoy absorta pero no sé o no quiero saber
qué eso significa, si
es que tuviera que definirlo, pero nada a fuerzas,
así que oigo bonito la
palabra ilustrar, mi etapa lila me hace cosquillas,
es veneno que escarbó
mi piel y me dio fiebre y me cambió una bujía,
si hasta veo a través
de ojos de vidrio soplado
y entonces caí por un
agujero atrapada por la lengua de un sapo radiactivo
y anduve por la calle
conociendo gente morada y persiguiéndome a mí misma
en el pasado, ¿o no
les ha ocurrido nunca a ustedes?