esta negación, esta persistencia en la derrota.
Lo que necesito: desayuno con frutas, yoga
dos veces a la semana, nadar en el Metropolitano,
acelerar mi metabolismo. Una dieta.
Eso escucho a primera hora en la oficina
cuando no traigo puestos los audífonos.
En tanto, la grieta invisible se va ensanchando
con cada nuevo movimiento de la nada, casi sin notarse
y yo mismo me siento caer en ella
como una víctima de su propia trampa.