martes, marzo 24

Tremenda cosa

Bajo la escalera o el árbol con intenciones de escalera,
estar quieto es como subir a un sueño velado, troquelado,
un teorema esto de calzarse el día como un tenis
con la suela despegada. Animoso, miras hacia atrás
los altibajos de un andar de serpiente que se cuida
las espaldas y descuida los objetos frente a ella, bajo
su piel curtida en múltiples reinvenciones inconscientes
(animal de estaciones). Ha de ser que el futuro se halla
a golpe de tiro, si tan solo tuvieras manos,
pero estás condicionado, Nemoroso, a servir muy poco
en la vida y a servirte de cuanto transformas en cobre
como un rey Midas desvencijado, sin medida de lo que conviene
olvidar como migajas de un festín carnívoro
en la azotea con los amigos que te han tomado por una nube
de mariguana a la altura de circunstancias inverosímiles.

lunes, marzo 16

Amor

Sus golpes son del odio más atroz, una luz
que de tan fuerte te hace vacilar y caer,
te destroza los tobillos, a ningún lado puedes huir,
solo lentamente hacia lo que hiere,
te mata luego de dejarte ciego.

domingo, marzo 8

La división del átomo




Vitrubio conoce bien estos menesteres, no los de la sangre,
que se ha secado en el cielo para formar un crepúsculo.
A sabiendas de que su situación en esta historia
no es apocalíptica, ni tampoco puede entablar diálogo
con los clientes ni con el barman, recargado en la barra
se ha dedicado a ser testigo mudo
aunque se trate de su propia vida. Pero si él la ignora,
los otros también lo harán: así de entrenados los tiene,
a sus compinches clones de sí mismo: con cinta scotch cubre sus bocas,
con palabras de magia negra, con tecnología de punta –que no cala.
Sus vidas pasan como el valor del peso frente al dólar.
Él da vueltas, sobreviene, sobrevive y subsana
los remilgos anteriores al momento de su expansión
y posterior contracción: lluvia de oro.
En un instante más pelará un mango, las hebras
se le quedarán entre los dientes: entonces vendrán
esos recuerdos vagos a las neuronas de su cerebelo,
una molestia cuando ya no sirven. Su mente
quedará en blanco y será blanco de ilusiones transparentes,
ahora que ha aprendido a hacerse a un ladito
cuando le da por tomarse una selfie, por usar el viento
como máscara nō. Es fácil para algunos desvanecerse,
pero Vitrubio ha practicado hasta el cansancio el arte
de hacerse pedacitos sin que nadie lo note.

viernes, marzo 6

Los árboles de la oficina

Debe ser que todo está bien,
el guayabo de hojas translúcidas
y el otro árbol con hojas en forma de corazón
del que desconozco el nombre, pero sus flores, dicen,
son primero amarillas y luego cambian a moradas,
caen y alguien las levanta
para que no queden entre las piedras
en el patio de la oficina donde ahora paso el día
desde que el sol despunta y entibia
hasta que no deja rastro en el cielo gris.