sábado, noviembre 9

Podrido idioma

Aquí, como langosta tirada al puerto
hace tres días y un par de noches,
agotado, condenado a este idioma podrido
que tuvo sus mejores glorias bajo el reinado
de una pústula, nadie me oirá reír ni encarnizar
los adjetivos, ni un redivivo alacrán que comente
la resaca, las inmundas intervenciones quirúrgicas
de la serpiente sustantiva
en medio de un bosque de placebos.
Como Pedro, balbuceo, me dejo ir a la boca del Lobo,
a sus amígdalas invisibles: la invisibilidad
es un súper poder en inglés, por ejemplo.

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