sábado, agosto 31

El muerto al pozo

Ahora comprendo por qué los vivos llevan flores a las tumbas de sus muertos. Mejor situar a los idos en una zona sin riesgo donde los creamos felices a nuestro antojo, acertando en aquello que nunca consintieron, escuchándonos como lo evitaron en cada ocasión, actuando el viento a su favor entre las flores para descanso nuestro. A qué andarlos cargando como un bulto hediondo en las espaldas del alma, a todas horas.

M 31 08 13

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jueves, agosto 29

Marca

Cayó un vaso tequilero, de grueso fondo,
al piso. Estaba entre una pila de trastes
y yo mismo lo tiré al sacar alguno.
Pude observar su trayectoria
y cómo, sorpresivamente, en cámara lenta,
uno de sus pedazos rebotó y su filo se fue acercando
a mi ojo derecho, para ir a estrellarse contra mi lente de plástico.
No tuve tiempo de evadirlo, tanta es la fascinación
ante el arma cuando va acortando distancia
hacia su objetivo.
Ahora miro, cada día, la marca en mi lente
que se suma al paisaje y lo rasga
cuando quiero enfocar los detalles.

Siempre ha sido así



No ha llegado la última bomba que nos condene a no encontrar lo que deseamos.

M 29 08 13

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miércoles, agosto 28

Yo lo llamo justicia

El mosquito palidece en una gota de agua
que resbala a través del vidrio.
No termina de caer,
lo mantiene preso
una red de hidrógeno y oxígeno
que nunca pensó podría llegar a matarlo,
por un exceso de confianza.
Mi sangre va en ello.

sábado, agosto 24

Último día

Los muros se enserian como un puercoespín adicto al trabajo entre macetas insidiosas, naturaleza muerta, quejas de oficio. Los instrumentos del balance esperan la mano experta del cirujano, su Farabeuf. ¿Por qué viajar a través del día asfixiado por paredes blancas? Bajo el brazo, el sobre con una lista de desempleados que le quedan a deber la hipoteca a sus primeras intenciones, las que ahora tartamudean, entorpecidas como un mal cardiaco. Sonrisa sumida, andar escarabajo, respiración apisonada. El deber es aflojar el vientre gelatinoso, abultar el rencor, dejar caer los caballos de fuerza. La serpiente se escabulle. El piojo salta de un departamento de cuentas a otro, asombrado del color de la sangre: estreptococos de zapatos abrillantados asechan la célula organizacional, osmótica: elaburrimientovayviene. Las vértebras fundidas a la silla giratoria, barco callado, despilfarro de vidrios rotos, cangrejo ermitaño afianzado a su hueco. A la deriva, tiburones blancos asoman sus corbatas.


miércoles, agosto 21

Editando documentales

Aterido, en plena cobertura de una guerra
subterránea, cuero cabelludo adentro,
miro el polvo que arrastra la ventisca,
los ficus fraudulentos, las madreselvas,
a un escarabajo negro que como yo
intenta encontrar un poco de tierra húmeda
donde dejar abandonados los pensamientos,
hechos bolita.