jueves, abril 11

No hay más remedio


Qué se le va a hacer. Anda Vitrubio por coordenadas de la nada, anonadado
entre cinco paredes turcas. En el filo de la escalera
su frente ha encontrado la razón de ser
de todo filo. En fila, hila sus pareceres
en un cielo de símbolos con poco para aportar,
apenas dos o tres caicos duros como cerebros ideológicos
sobre un césped
raído. Pero veamos, la memoria no siempre se le da,
tiene él que esforzarse por calcular en su agenda
lo incalculable, por ejemplo cuántos pasos se ahorra
con un taxi a la casa de su amiga aunque haya perdido
el domicilio. Seamos progresistas, me dice con altivez
de granadero. No, no quiero darle a beber de esta pocilga,
esta cruda guerra de hormigas en la conciencia de un cerdo
que abre la garganta para escupir sangre. Míranos aquí, Vitrubio
los boletos del viaje cercenados, como casinos
solitarios, en una esquina de triste entrecejo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario