Horas desechadas como cáscaras de cacahuate.
Un timbre suena y no abres.
El agua en la olla,
en etapa de amotinamiento.
Segundos revueltos con intenciones a secas
leves impulsos
de una voluntad implosionada.
Si te encantan ciertas series de suspenso,
donde el cañón apunta a la sien
y todos ríen al final.
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