Stamitz
Cauteloso como un
contrato, desciende la cama de espigas, anídate en las sombras de una melodía
láctea, asómate a la ventana del cuarto piso, franquea constelaciones en un
papel sin camino a casa: échate a la alberca del aire, haz un viaje sin
paracaídas convulsionado, luce en la molicie de tus huesos una plancha de
concreto gris como si fuera tu traje de diario, el ultraje contra el que agitas los dientes elusivos.
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