Una taza con el borde
roto, el café frío. Crucifijos fijados en los labios, el control más remoto que
nunca, no se escucha ni la propia voz: la refriega sobre los álamos plateados
en el canal 21, un siglo. Ya no la vanguardia ni el ensamblaje retro: en el
medio hay que cuidarse o resignarse. Creo en esta vida que me crea.