miércoles, diciembre 1

En las trampas de la Antártica


Cada día es una invitación a andar inválido como una cuchara chueca. Las pesadillas me remiten a instantes calcinados en la nuca, admoniciones que se petrificaron como hielo en los perejiles del atardecer bajo un cielo raso como un desertor soldadito de plomo. No quisiera ser quejumbroso pero el toldo de las nubes es una feliz plancha de acero que acabará conmigo como con un pingüino soez que ha ido cayendo en todas las trampas de la Antártica.


Poema publicado en Metrópolis núm. 31, enero de 2011.