jueves, marzo 11

La música de la palabra como un acto de fe

Me considero un hombre de fe en el sentido más antirreligioso, y lo refrendo en el cotidiano ir y venir de los días: hay algo en nuestro interior que se expresa mejor de lo que nosotros podemos hacerlo, pese a nosotros, a las capas de ideas que se hayan fosilizado en las neuronas. No poca angustia me ha sobrevenido al pensar en este presente en que cohabito –otra palabra singular– con las cosas que me rodean, cosas que dejan de serlo para convertirse en sombras, formas, en esta laptop en la que escribo y por la que escucho el traqueteo de mis dedos… las cosas adquieren una forma independiente de mí aun cuando existen finalmente como pensamiento. Saberse nada a comparación de aquello que se expresa desde el interior, digamos, más íntimo, es lo que predispone al fluir de la consciencia, del ritmo, la música de la palabra.

M 11 03 10

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