–Qué engañosas son las novelas de aventuras –se dijo entre dientes al sumergir en tinta su pluma negra de ganso y disponerse a manchar un pliego de papel con las huellas de una guarnición de caballeros ateridos de miedo, al margen de una batalla de la que huyeron para salvar su pellejo antes que el honor. El hombre al que llamaban Tusitala colocó su mano bajo el mentón, pensativo, balbuceó algunas palabras indescifrables y luego mojó de nuevo la punta de su pluma tal si fuese una flecha envenenada.
lunes, diciembre 17
viernes, diciembre 14
Este cajón electrónico
Hace mucho tiempo que no escribo en el blog. ¿Expliqué alguna vez por qué le he llamado “Dootri”? Contestaré a esta pregunta tomando en cuenta que me hablo a mí mismo y a nadie. El vocablo tiene un origen en verdad muy noble, es una palabreja inventada por aquel pintor vanguardista e inventor genial Alejandro Xul Solar. Significa, simplemente, “en otro lugar”, una frase que a cualquiera que me conozca le parecerá por demás perfecta para describir mi perenne e irremediable distracción ante todas las cosas. De hecho, borré algunas entradas al notar que me había precipitado haciéndolas públicas (bueno, a tres o cuatro despistados que caen en este blog que pretende ser más bien muy personal) sin calcular que más temprano que tarde me arrepentiría de no trabajar más los textos o hasta de haber pensado que valía la pena pornerlos en este modesto aparador. Como supuse que nadie lo consultaba, ni a veces yo, el blog me pareció tan sólo uno de esos indispensables cajones en que proponía Horacio debían esperar nueve años los poemas de aquellos que, como los Pisones a los que dirigía su Ars Poética, le pedían consejo. No me deshice de todos, claro está, pero ya era necesario barrer algunos rincones entelarañados.
Acaso estas más recientes colaboraciones tengan también una cercana fecha de caducidad. De todas maneras, reincidente, levo el ancla de otro poemita. Ya veremos si naufraga:
Anduve en tierras desconocidas, acuciado
por la sed de un desierto
sólo posible en sueños, me convertí
al sosiego taimado de las serpientes
en el crucial instante de la caza,
me interné en ese vacío, cobijado por un cielo abierto
donde rondaban tres o cuatro zopilotes.
Me senté a esperar.
El sol quemaba intenso como una culpa
de la que ninguna distancia puede librarse.
Tal vez era yo un espejismo.
N 14 12 07
*
Acaso estas más recientes colaboraciones tengan también una cercana fecha de caducidad. De todas maneras, reincidente, levo el ancla de otro poemita. Ya veremos si naufraga:
Anduve en tierras desconocidas, acuciado
por la sed de un desierto
sólo posible en sueños, me convertí
al sosiego taimado de las serpientes
en el crucial instante de la caza,
me interné en ese vacío, cobijado por un cielo abierto
donde rondaban tres o cuatro zopilotes.
Me senté a esperar.
El sol quemaba intenso como una culpa
de la que ninguna distancia puede librarse.
Tal vez era yo un espejismo.
N 14 12 07
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