miércoles, agosto 30

Retrato (de Araki)



Véanla ahí, modosa, la muy puta,
con esa fiebre contenida de mal
signo. El color encendido en sus pezones
llama a la intoxicación, a la alegre
descomposición de la bisutería
que la aguarda en un cuarto sin número.
Breve instante el que alumbra
aquel posible gesto ante el control
en peligro de convertirse en relente, humo
después de la histeria. Qué ingenuidad
la exaltada tela de subidos tonos
sobre su piel blanca, digamos mórbida, si no
amorosa en un tacto deshabitado.

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