sábado, abril 14

Elogio de la sonrisa

Una música cotidiana, capaz de superar al dramatismo tragicómico que en la vida muchos llevamos a cuestas como una joroba estorbosa: la sonrisa, que salva de la adversidad. No nos libera. Ni tampoco lo contrario. Más bien es el reflejo de un estado del alma, que deja deslizarse, a cuentagotas por el rostro, el gozo de disfrutar el presente. Sencillamente, sin cuestionarlo ni reclamarle nada, la sonrisa agradece al mundo por ser mundo, tal cual es. Sonreír es pactar un trato de paz con nuestras circunstancias. No deshace los nudos de la confusión como la risa –esa espada gordiana–, sino que es como un Cristo caminando sobre las aguas, o como un mosquito. Manifiesta nuestra fe en el tiempo.